Por segunda vez en poco más de un año, los chilenos han rechazado en las urnas una propuesta de nueva Constitución. Así, han decidido mantener la carta magna heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), y dejar el debate constitucional iniciado tras las masivas protestas de 2019. Cerca del 56 % de los electores rechazó un texto con sello conservador, elaborado por un órgano liderado por la ultraderecha y la derecha tradicional, frente al 44 % que optó por aprobarlo.
El resultado, vaticinado por todas las encuestas, supone un varapalo para el ultraderechista Partido Republicano, que tuvo un peso fundamental en la redacción del nuevo texto y aspiraba a convertirse en la fuerza hegemónica de la derecha. "Una gran mayoría de chilenos ha rechazado la propuesta constitucional que nosotros impulsamos. Reconocemos esa derrota con mucha claridad. Fracasamos en el esfuerzo por convencer a los chilenos de que esta era una mejor Constitución que la vigente", indicó el líder de los republicanos y ex candidato presidencial, José Antonio Kast.
Este segundo intento en apenas quince meses por tener una nueva carta magna dio comienzo en septiembre de 2022, cuando una contundente mayoría rechazó en otro plebiscito un proyecto escrito por una convención de mayoría izquierdista que proponía un profundo cambio en el modelo de país.
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