Por José David Name Cardozo Senador de la República
Codirector del Partido de la U
Decidir a puerta cerrada, sin atribuciones legales, consulta alguna y sin socialización de ningún tipo, el futuro ambiental del departamento del Atlántico levanta todo tipo de suspicacias e inquietudes que impiden ver con buenos ojos la voluntad, a todas luces ilegal, de la junta del Área Metropolitana de Barranquilla (AMB) de inventarse una Autoridad Ambiental Especial con funciones dentro de su exclusiva jurisdicción.
Las reacciones en contra suscitadas por el inesperado y fugaz anuncio son en su mayoría justificadas por el inminente desamparo financiero al que serían sometidos los 18 municipios del Atlántico que, una vez más, por no hacer parte de la “elite” cerrada del Área Metropolitana de Barranquilla, se enfrentarían a irreversibles consecuencias ambientales debido esta excluyente decisión.
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